Habitualmente, por las mañanas, algunos nos levantamos y salimos a trabajar. ¿Salimos reseteados, o algo del día anterior quedó sin procesar? Buena pregunta.
Dejamos nuestras casas, con o sin auriculares puestos, sumándonos a la masa que se desplaza en un repetido circuito urbano. Caminando, en tren, colectivo, auto, combi, moto, es lo mismo para graficar la marcha hacia el trabajo. Y desde ese momento vamos pensando, qué haremos (o podremos hacer) durante ese día laboral.

En nuestra cabeza aparece una lista difusa de palabras y claves que, como "ayuda-memoria", van pasando de arriba hacia abajo (o de izquierda a derecha, tal vez).
Pero no es hasta que arribamos a nuestro lugar de trabajo, en que tomamos contacto con nuestra agenda. Muchos abren el celular y otros abrimos la agenda tradicional (para mí, la clásica "Morgan").
Nos sentamos a trabajar y vemos que ya teníamos para hoy una lista de actividades y objetivos armada desde el día anterior.
Repasamos y ordenamos. ¿Qué sale más rápido? ¿Esto ya está, o quedó de ayer?
Lo más fácil de sacar, lo ponemos al principio de la lista. Eso sale rápido. Las primeras que tachamos son tareas sencillas, simples y fáciles de abordar. Lo hacemos con la vieja birome o últimamente con el dedo índice, apenas apoyado sobre la pequeña pantalla táctil de un "smart-phone" o una tableta digital (y hace "swishhh"!..)

Llega el mediodía y hay temas que siguen "en carpeta": más tarde los atenderemos.
Y más tarde, por terminar tareas del día anterior y atender llamadas imprevistas, tenemos que cambiar el rumbo de las actividades otra vez, y sumergirnos en nuevas situaciones...
Así, se nos va pasando otra jornada de "laburo", y llegando al final del día, hacemos un último intento por alcanzar las metas prefijadas. Ya es tarde.
Es momento de una nueva tarea: armar el listado de tareas para mañana, que comienza con... ¡chispas!, una lista bastante larga de tareas que no terminamos hoy, ni ayer, ni la semana pasada y hasta hay del mes anterior. Sin alternativa, nos resignamos a re-escribir un nuevo listado, que abordaremos mañana, pasado o quién sabe cuándo...

No somos pocos los que nos hemos vuelto algo así como "empleados" de nuestras agendas. Nos entregamos al desafío del "hacer", es más, de hacer todo. Mi papá solía decir "todo, no se puede", en una clara referencia a que uno debía elegir todo el tiempo, para ir despejando los caminos hacia las soluciones concretas. Bueno, él era ingeniero, de esos que "hago, luego existo".

Tener idea de los tiempos es un tema de estos tiempos y seguro ha sido tema de otros tiempos, también.
Pero esta es nuestra era y estos son los tiempos que nos toca vivir. Debemos re-enfocarnos permanentemente, tomar decisiones y concretar hechos con acciones.
Mucha tablet, mucho smart-phone y muchas laptops, pero el gran desafío sigue siendo la administración de nuestro tiempo, que también es parte del tiempo de los demás.
Para plantearlo acá y en pocos renglones, es un tema algo complejo, aunque creo que invita a profundizar e investigar caminos alternativos, más ajustados a la actualidad.

Si Ud. es de los que trabaja "a mil", con gestiones complicadas y agendas atoradas, sugiero la lectura del manual "Getting things done" de David Allen.
También hay artículos interesantes en The David Allen Company (www.davidco.com), siempre y cuando hagamos una prolija traspolación de conceptos culturales al lugar donde vivimos.
A veces viene bien descomprimir la tensión acumulada por los años de desorden inevitable en nuestros trabajos. Parar un poco, aggiornarse en los hábitos y mutar hacia costumbres más prácticas y más adecuadas a los tiempos, parece ser una endija de luz a seguir hacia una forma de trabajo mejor.

¡Hasta el próximo Diseño Data!
bye!
MARTÍN LARRE
martin@larre.com.ar
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